El día 4 de febrero, Joan Ollé reunió en el precioso
escenario de la Escuela Superior de Arte Dramático de Cataluña a más de 20 personas,
con motivo del centenario del Institut del Teatre. Todos nosotros éramos el
espectáculo: Asunción Balaguer, los tres del Tricicle, Sopa de Cabra, Enric
Majó, escenógrafos como Nina y Pep Durán, Joel Joan, Montserrat Carulla, bailarines,
críticos de teatro,… Sentados en mesitas de café, tan diferentes en
generaciones y en oficios, fuimos desgranando los hitos más importantes de la
institución.
Cada uno de nosotros explicamos nuestra conexión con la
escuela que nos formó y cambió nuestras vidas para siempre. Muchos recordamos con
nostalgia nuestro “insti” de Elisabets,
donde nos encontramos con verdaderos maestros que nos inspiraron para siempre
en disciplina como Pawel Rouba o William Layton y que nos dieron herramientas para
ser libres creando.
Eché en falta a los actores de mi promoción, como a
Francesc Albiol, Silvia Munt, Rosa Novell, Ricard Borrás, Juanjo Puigcorbé y
tantos otros. Disfruté con Ramón Ollé,
bailarín mágico donde los haya, quien nos hizo llorar a todos con su
interpretación bailada de la canción La tieta.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEggLx-JQUbnIjW2ZZ1QtuenYtOdX7JSrQV0Gf53AMlrF6iTU7XmCj9XmvlByhi1-GEXoUcbekHj0fuTzZfdDXy3Fj6TuyFjVeoUB4Z9b2TAFHPVw5MuF0eOqXk1ZUalQ4BmrAOZGpoU47ud/s1600/aserna3.jpg)
Recordé con Juan Font las clases que hacíamos como grupo
viajando en autobús, interpretando personajes en situaciones que debían ser
creíbles para los pasajeros que no habían pagado entrada y que no sabían que
estaban asistiendo a ninguna representación.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh0tahWz3x67VQWOovMtOLQxEHzn-L08iT8FsWhu7o2zfk80qxudanoO24k69FPcDUVVyke5LnSxVX8TUyOvOhddAICVqRsJL59YR2l_t9GFs8TZX6sN4AAi9EECQmuhp1mpiB83tjGoRXm/s1600/jjoan.jpg)
Recordé el rumor que se desató en las aulas del “insti”: se
conseguía ser mejor actor si lográbamos romper pudores y ofrecerse, abandonarse
al otro actor sin reservas, con una mística en dar sin esperar a recibir. De
ese rumor, salió el guión y la película mítica de La orgía, en la que participábamos
muchos actores alumnos del “insti” con cuerpos y almas desnudas.
Así, de esta curiosidad de unos por otros, de esa
investigación de cuerpos y sensaciones nacida en las aulas de Elisabets, pasamos
a la convicción de que podíamos cobrar y comer por hacer aquello que más nos
gustaba en la vida: comunicar con otros, ser espejo de otros, provocar sonrisas
y lágrimas. Estábamos convencidos que nuestra vida podía ser una verdadera orgía
para los sentidos que provocaba a su vez inspiración para amarse al público que
nos veía. Animé a los alumnos a decir lo que pensaban de la escuela, a pedir y
a exigir ahora una formación innovadora y pionera en una institución que es
suya, porque fue creada para ellos. ¡Imaginación al poder!
Assumpta Serna
Presidenta Fundación de Interpretación Cinematográfica first team
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