Tuvimos el placer de coincidir con
Roger Ebert durante el
Festival Internacional de Cine de Karlovy Vary en la República Checa, hace ya unos 11 años.
Esto fue antes de su diagnostico de cáncer de garganta y de su posterior lucha que le dejó sin el sonido de su voz natural.
Su voz escrita y, ciertamente, su voz artificial continuaron esforzándose con el mismo entusiasmo, sabiduría y
alegría en el cine hasta su inoportuna muerte.
Fue y seguirá siendo una de las influencias más importantes para el cine.
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Imagen extraída de huffingpost.com |
Una de sus
reseñas,
Pulgares Arriba, significaban mucho más para los directores de cine que una
reseña decente en
Cahiers du Cinema o en
Sight and Sound.
Nuestra experiencia con él fue de completo deleite y admiración.
Él amaba el cine, amaba a los cineastas. Era profundamente sincero. De hecho, en el jurado en el que participamos, estábamos siempre él y yo unidos frente a una pared de consideraciones pretenciosas.
Desayunamos juntos, cenamos juntos, pero sobre todo, miramos
películas juntos. Su pasión era absoluta. Juzgaba una película por sus intenciones y sus méritos.
A su manera, él era una estrella de cine ya que era él quien hacía de la película una estrella.
Introdujo la crítica de diferentes generaciones de personas y sigilosamente
generó un criterio para lo que funcionaba o lo que no funcionaba.
Su pasión nos hacía pensar de otro modo con respecto a nuestra relación con la película y la historia. Nos enseñó cómo aún padeciendo la más devastadora y debilitante enfermedad, podía hacer su
trabajo con la misma inteligencia, recepción y entendimiento.
De alguna manera, nunca perdió su verdadera voz y ahora que se ha ido para siempre no hará más que crecer en su fuerza y su verdadero impacto, que será escuchado por
futuras generaciones.
Si pudiéramos hacer una reseña sobre una vida, estoy seguro de que todos estamos de acuerdo en que el señor
Ebert se merece
dos pulgares arriba, muy arriba.
Solo podemos esperar a que un día tengamos nuestra buena reseña.
Scott Cleverdon y Assumpta Serna
Presidentes Fundación de Interpretación Cinematográfica first team
Traducción: Paula Olivera